domingo, 13 de septiembre de 2009

Hoy salí a vagabundear



Es sorprendente, pero... me encanta el DF! A pesar de que tantas veces juré que nunca viviría aquí. Mi intención era solamente distraerme -encontré el zócalo lleno de gente que repentinamente se volvió patriota para festejar el 15, una exposición retadora en San Ildefonso (¿una pared recubierta de rebanadas de pan, un monstruo de metal en el patio, el cuerpo como espacio infinito?), un grupo de son jarocho que hizo bailar hasta a las viejitas, un jardín al lado de la torre latino en el que puedes recostarte en el pasto, dejar poesía o hacer lo que quieras (dejé uno de Rimbaud. Estuve a punto de decirle a una lesbiana que me gustaba su corte de pelo; me detuve a tiempo), una lluvia que salió de la nada y que decidí ignorar y también una niñita en el metro que se rió conmigo porque le hice caras (aunque no le dí dinero a su papá, indígena, lo siento). Un tipo en las escaleras me gritó: "te amo!", yo casi le contesto "el amor no existe", pero no lo hice. Eso y leer el Breve tratado del desencanto y pensar en que algún día haré un Elogio de Eva, por ser la primera pecadora y la primera en desear lo desconocido teniendo al "ser infinito" (sí, entre comillas) delante: el hombre es una pasión inútil, la conciencia es deseo que no puede ser satisfecho. En fin, que me divierto!

6 comentarios:

  1. ¿Cómo es posible? Una amante del surrealismo como tú no puede no vivir en el DF.

    Es un lugar tan hermoso como horrible. No puede odiarse sin amarse, ni al revés. Es la ciudad de las contradicciones humanas, conviviendo todas en extraña y monstruosa armonía.

    Qué bueno que te divierte ;)

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  2. Por cierto, nada más por el gusto de poner en evidencia: el tal Juan Cruz me dejó un mensaje idéntico (palabra por palabra) en mi blog.

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  3. querida, tal vez era buena idea decir ¡pero qué rimbombante está tu corte!, gritar ¡el amor no existe! y ver qué pasaba, sería divertido leerlo. Si bien, no se te habría satisfecho el deseo, al menos se ensancharía en los bordes que aún no tiene. Terminar por aceptar lo adorable de la urbe defeña es también, reconocer que el amor sí existe, y que duele, raspa, martiriza, pero inunda el vacío que sí se siente, llena de aurora la conciencia, exhalta los silencios y como bien entenderás, es un vibrato patafísico que se queda resonando aún cuando ya ni siquiera se le pueda llamar amor. Vientos tu blog.

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  4. Tú si que cazas rinocerontes lanudos, y de los grandes.

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  5. "El amor no existe... El hombre es una pasión inútil" Que frases tan más sinceras. Un abrazo.

    ME ENCANTÓ TU BLOG!!!

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