viernes, 23 de marzo de 2007



Todos los días paso enfrente de un zaguán donde hay un rottweiler que me da miedo. A los perros del zaguán anterior todos los días les digo hola perros, buenas noches perros, y no me ladran, son decentes... pero este es un perro malvado y antisocial que además ladra desafinado y me espanta y me he torcido los pies no sé cuántas veces por su culpa, y siempre me quedo con las ganas de gritarle algo o por lo menos de ladrarle, pero me da miedo... Hoy lo ví en la esquinita de la reja y sin pensarlo le ladré antes de que él me ladrara... no quiero saber lo que pensó de mí su dueño, que iba saliendo de su casa...

7 comentarios:

  1. Pues le hubieras ladrado a él también! Y si te decía algo, una buena mordida nunca está de mas.

    Este... no me temas...

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  2. jajajajaja, es mejor escuchar esa anecdota en persona, ademas saber todo el trasfondo de tantas veces que me habias contado lo mucho que te espantaba ese perro, y verte temerosa al pasar por aquella puerta.

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  3. jajaja, esto me hizo reír mucho...pero como dice lalo, sería mejor haber escuchado esa anécdota en persona.
    No me conoces, me llamo Luis y llegué aquí por el blog de Ethel, y tienes razón en tu comentario, comentar es peligroso, los links nunca terminan y son muy tentadores, mírame a mi, en fin, si tengo suerte ya habrás leído algo de mi.

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  4. O_O lo borraste...

    bueno... parece ser que no tienes prisa.

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  5. ¿Resultó? ¿Sirvió de algo ladrarle a ese malvadísimo Rottweiler?

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